Esta especia, de nombre científico Crocus sativus, requiere de suelos calcáreos, fértiles y con un contenido elevado en materia orgánica. La limitación edáfica más importante es el drenaje, ya que el encharcamiento le perjudica, por lo que habitualmente la plantación de azafrán se lleva a cabo en suelos de textura ligera o media.
La época ideal para la plantación de azafrán es durante los meses de verano, preferiblemente entre la primera semana de julio y la primera de septiembre. Los bulbos del azafrán se entierran a una profundidad aproximada de entre 15 y 20 cm en surcos separados a una distancia de entre 10 y 30 cm entre ellos.
Tras la cuarta o quinta cosecha de las flores de azafrán, entre los meses de mayo y junio, se lleva a cabo el proceso de extracción, ya que la proliferación de los cormos (tallos engrosados subterráneos de la planta de azafrán) empieza a crear competencia de espacio y alimentación entre ellos.